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miércoles, 1 de julio de 2015

Final Fantasy XIII: Reminiscence -tracer of memories- CAPÍTULO VII – OERBA YUN FANG Y OERBA DIA VANILLE

El viento seco arrastra una cortina de arena; más allá, Aoede atisba la sombra de una atalaya en la distancia, y sabe que se aproxima a las ruinas, su objetivo…


Acaba de pasar por la aldea, poco más que un grupo de ranchos de ganado entre el roquedal. La comunidad de la aldea es lo bastante pequeña para que todos se conozcan las caras, y gracias a esto Aoede rápidamente sabe dónde buscar a las dos mujeres: los aldeanos le dicen que se las suele ver por las ruinas, a cierta distancia de la aldea. Mientras Aoede se dirige hacia allí, cree entender por qué a ambas les gusta el lugar: las ruinas que se alzan sobre el desolado paisaje les recuerda a su hogar.

Aoede entra a las ruinas, y se halla a sí misma en un gran vestíbulo de piedra, donde los muros son gruesos y robustos, y el sonido de los fuertes vientos queda engañosamente lejano. Aunque las ruinas llevan abandonadas muchos años, Aoede se da cuenta de lo bien conservadas que están. El lugar está sorprendentemente limpio, y quizá hasta sea habitable con unos cuantos muebles. Aoede ha de recordarse a sí misma que las mujeres a las que busca en realidad no viven allí.

Coge aire, y llama en voz alta:

-¿Hay alguien aquí?

La voz de Aoede resuena en eco a través del vestíbulo vacío. Antes de que el último eco se desvanezca, otra voz habla tras ella.

-Deja de gritar, estás haciendo un montón de maldito ruido.

Coge por sorpresa a Aoede: hace sólo un momento juraría que no había nadie allí. Se gira y descubre a una mujer alta de piel morena y cabello negro, y sabe que es a una de las personas que busca.

-La gente de la aldea nos avisó de que una mujer nos andaba buscando. ¿Quién te ha hablado de este lugar, pequeña comadreja?

-Hum… Noel. Espera, para ser exactos, hablé con Snow antes que con él, y tenía un mensaje…

Sobrecogida por la hostilidad que emana de Fang, Aoede farfulla en busca de palabras, y la consiguiente explicación es demasiado críptica para ganar puntos a su favor.

-¿De qué diablos estás hablando?

Fang cada vez sospecha más de Aoede, y justo cuando esta última cree que está a punto de echarla…

-¡¿He oído bien?! Señorita, ¡¿ha conocido a Snow y a los demás?!

Una voz llena de inocencia interviene, y la tensión en el aire se rompe de inmediato; Aoede descubre que acaba de ser salvada por una chica pelirroja con coletas, asomada desde las sombras del vestíbulo. Aoede aprovecha la oportunidad para recobrar la compostura, y esta vez la presentación sale bien. Después de toda la práctica, se le da bien contar su historia, e incluso convence a Fang.

Fang y Vanille relatan su historia; eventualmente llegan al punto donde salvaron el Nido transformándose en cristal.

-Nos convertimos en cristal y caímos en un profundo sueño, pero podíamos ver a la gente seguir sus vidas en el Gran Paals. –cuenta Fang.

-Ahora que lo mencionas, Serah me dijo que durante sus viajes en el tiempo, ambas la salvasteis.

-Ah, sí, me acuerdo de eso –dice Vanille–. Pidió ayuda en el mundo de los sueños. Siempre he sentido que Serah y yo compartíamos un vínculo, de alguna manera. Quiero decir, cuando abrimos los ojos por primera vez en el Nido, la primera persona a la que conocimos fue Serah.

-Sí, fue culpa nuestra que Serah se convirtiera en lu’Cie. Queríamos salvarla, compensarla. Si pudiéramos haber luchado a su lado, quizá las cosas hubieran acabado de otra forma, y Serah no hubiera muerto. –dice Fang.

-Pero en ese momento erais el pilar que sostenía el Nido, y no podíais hacer nada… Después de eso, ¿cómo escapasteis cuando el mundo fue inundado por el Caos?

-Hope nos salvó –explica Vanille–. Justo antes de que el Nido se viniera abajo, nos sacaron del pilar y nos acogieron. Ya sabes, esa organización que fundó Hope… ¿cómo se llamaba?

-El Consejo del Renacer. Y después de eso seguisteis dormidas.

-Sí, dormimos durante 500 años. Despertamos 13 años antes del fin del mundo. Hubiera querido agradecerle a Hope que nos salvara, pero…

-En aquel entonces habían pasado 150 años desde que el Altísimo secuestrara a Hope –prosigue Fang–. El Consejo del Renacer llevaba años echado a perder, y la Orden de la Salvación era la que llevaba las riendas de todo. ¿Te imaginas lo desconcertante que fue eso? Despertamos al fin, ¿y qué nos encontramos? El mundo hecho pedazos, y la gente postrándose a los pies de un dios estrambótico. Pensé, ¿qué puñetas está pasando aquí?

-Pero tenía que pasar, tarde o temprano. Nosotras estábamos bien porque estábamos dormidas, pero todos los demás ya habían vivido unos 500 años en un mundo agonizante… –dice Vanille–. No puedes culparlos por querer depender de algo, estaban muy cansados en su interior. Y eso me hizo pensar. Si las enseñanzas de la Orden son una cuerda de salvamento para la gente, bueno, quizá debería ayudarles yo también.

-He oído que durante esos años, tú, Vanille, fuiste la Santa Doncella de la Orden de la Salvación. Supongo que, como santa, querías ayudar a toda la gente que pudieras cuando les ayudaste.

-… Sí, pero resultó que no estaba ayudándoles, ni por asomo. Estaba siendo utilizada.

-¿Utilizada?

-La Orden se aprovechó de los sentimientos de Vanille –interviene Fang–. La acogieron con los brazos abiertos en la Catedral, le contaron bonitas mentiras, cosas que ella quería oír. Es la clase de persona que se lo toma todo en serio, y se creyó todo lo que le dijeron y nunca sospechó nada. Se le metió en la cabeza que podía ayudar a todos mientras hiciera lo que la Orden quisiera.

-… Siempre ha sido uno de mis defectos. Ya sabes lo que pasa, no dejas de pensar que tienes que corregir tus debilidades, pero al final no puedes cambiar lo que eres. Mis sentimientos acabaron en un callejón sin salida, así que antes de saber lo que estaba haciendo, me había tragado el plan de la Orden… no, en realidad, era el plan del Altísimo.

-El Altísimo… Te refieres a Bhunivelze. Snow dijo que Bhunivelze era además el responsable de que despertarais de vuestro sueño de cristal. ¿Es eso cierto?

-Vete a saber –replica Fang–. Parece la explicación más plausible, pero también podría ser que Lumina fuera la responsable.

-Lumina… la chica que apareció cuando ambas despertasteis. La primera niña en aparecer en 500 años, en un mundo donde los niños ya no nacían… Visto así, no puedo dejar de pensar en ella como una especie de hija divina del Altísimo.

-Y una mierda divina, era una pequeña mocosa intrigante, como si fuera el Caos personificado. Pero por alguna razón se sentía muy unida a Vanille.

-Lumina pudo haber actuado como una bromista insoportable, pero en el fondo sólo era una chiquilla solitaria que reclamaba atención –dice Vanille–. Igual nos despertó porque quería que alguien le hiciera caso.

-Aun así, Lumina podría haber actuado siguiendo órdenes de Bhunivelze. De todas formas, cuando Lightning y yo estábamos buscando el Santo Carón, Lumina saboteó la búsqueda.

-¿Te fuiste al desierto nada más despertar?

-No, pasé unos años con Vanille bajo el cuidado de la Orden. Vivimos en Luxerion, donde estaba la Catedral. En cierto modo, fueron los días más tranquilos de nuestras vidas, después de todo lo que habíamos pasado. Nuestras vidas en Oerba, en el Gran Paals donde nacimos y crecimos, esos días fueron una dificultad tras otra, y cuando nos marcaron lu’Cie y nos encargaron destruir el Nido, bueno, una “vida difícil” ni se acerca. Así que ya ves por qué pensé que quedarnos en Luxerion en paz no era tan mala idea. Y había muchos hombres y mujeres decentes entre los seguidores de la Orden.

-Nos trataron muy bien. –dice Vanille.

-Eso lo hicieron, sí, pero aun si los del escalafón bajo eran buena gente del montón, la élite de la Orden era basura podrida y corrupta. Me di cuenta de que si las cosas seguían según sus planes, Vanille correría peligro, así que me marché de Luxerion. Quise llevarme a Vanille conmigo, pero podría haber usado una grúa y ni se habría movido.

-En ese momento creí que lo mejor era quedarme con la Orden. Puedo ser muy cabezota a veces, y por las cosas más raras, aunque en realidad soy una blandengue el resto del tiempo.

-¿Acaso has sido tú una blandengue alguna vez? Bueno, al final me marché de Luxerion sola, y me fui al desierto. Mi plan era buscar el Santo Carón por mí misma, pero entonces me topé con estos bandidos, una pandilla de saqueadores. Así que decidí unirme a ellos y peinar las ruinas juntos.

-Hace que suene a alianza, pero en realidad oí que los apaleó hasta que se sometieron. La banda de saqueadores de Monoculus trató de meterse con ella, así que les dio una buena paliza, y la nombraron su jefa.

-¿Eso fue lo que pareció? –Fang sonríe– Bueno, sí es cierto que tuvimos una pequeña “charla”, y lo siguiente que supe fue que los bandidos lloriqueaban a mis pies, suplicándome “¡por favor, sé nuestra jefa!” No vi razón alguna para rechazar la oferta, así que me convertí en la líder de Monoculus.

-Y entonces guiaste a los bandidos en su búsqueda del Santo Carón. ¿Cómo fueron las excavaciones?

-Fatal. Las ruinas estaban selladas, y no podíamos acercarnos a las zonas más importantes. Lightning fue la que nos abrió paso.

-Lightning regresó con nosotros unos cuatro o cinco años después de que Fang se marchara, creo. –interviene Vanille.

-Así es. Sin sus poderes de Redentor, nunca habríamos roto el sello del Santo Carón.

-¿Qué clase de poderes tenía el Santo Carón?

-El poder de convocar las almas de los difuntos, y purificarlas –responde Vanille–. Pensarás que, con una descripción como ésa, sería algo sagrado, pero la Orden tenía pensado un uso terrorífico para el Carón. Pero fui una idiota. No fui capaz de atisbar sus maquinaciones.

-Si la Orden… no, si Bhunivelze se hubiera salido con la suya, las almas de los muertos habrían sido destruidas para nunca renacer. Todos nos habríamos olvidado del “otro mundo”, me apuesto lo que sea. –dice Fang.

-… Pero tal y como están las cosas, mucha gente incluyéndome a mí misma recuerda ese “otro mundo” en el fondo de nuestros corazones. Eso significa que todos detuvisteis el plan de Bhunivelze. Mi alma debió de ser salvada, en ese momento, por todos vosotros.

-Yo no hice nada –replica Vanille–. Lo único que hice fue preocupar a Fang, y Lightning tuvo que venir a mostrarme el camino.

-Lightning nos salvó… –añade Fang– Nos salvó a todos.

En este punto, Aoede ya no puede contener su expectación; se olvida de que está allí para oír su historia, y en su lugar se anima pensando en su encuentro con Lightning.

-En ese caso, me encantaría encontrarme con Lightning y oír su historia. Mi entrevista con Hope me encaminó en este viaje, y he conocido a Sazh, Snow, a todos los que lucharon a vuestro lado, pero Lightning es la única persona a la que no puedo encontrar. Rememorando las entrevistas hasta la fecha, me parece que el Redentor es la persona en el corazón de todo lo ocurrido, quien salvó el “otro mundo”.

Fang y Vanille comparten una rápida mirada, y asienten levemente. Aoede las observa y se da cuenta de que para dos personas que han vivido juntas durante un período de tiempo tan inconmensurable, hasta la más breve de las miradas basta para que se entiendan.

-¿Y qué vas a hacer cuando encuentres a Lightning? –pregunta Fang.

Aoede siente la pregunta directa como un flechazo; azorada, es incapaz de mantener la voz firme cuando explica:

-Bueno, eh, por supuesto quisiera una entrevista… Y hay algo que quiero que sepa también, y es lo agradecida que me siento. Lightning fue quien salvó nuestras almas en ese “otro mundo”, ¿no? Si nos salvó, quisiera darle las gracias por ello.

-Bien, ella ya sabe que estás agradecida. Porque estás aquí, con vida.

Vanille, con voz dulce pero segura de sí misma, aclara lo que Fang quiere decir:

-Esto es lo que Lightning deseaba, desde lo más profundo de su corazón. Quería que todos pudieran vivir en vistas a un futuro, sin necesidad de que se les arrancara el pasado. Por eso se enfrentó al Altísimo, y su victoria le concedió este mundo. Un nuevo mundo en el que todos pudieran vivir.

-Mientras todos sean felices viviendo en este mundo, el deseo de Lightning ya se ha cumplido. No hay necesidad de perseguirla ondeando tu gratitud en una bandera. Ella no querría eso, si me preguntas a mí.

-… En otras palabras, ¿me estáis diciendo que no vaya tras ella? ¿Qué debería dejar a Lightning tranquila?

-Sólo digo que si te las arreglas para encontrarla por ti misma, bien, no me oirás quejarme. Eres libre de buscarla.

-Lo que hagas tú, también Lightning puede hacerlo –añade Vanille–. Ella ya es libre.

En cualquiera de sus entrevistas habituales, Aoede habría seguido insistiendo en conseguir información sobre Lightning por parte de Fang y Vanille, pero no se siente con ánimos de entristecerlas. Ambas se sacrificaron para salvar el Nido, donde ella vivió, y por eso se siente en deuda con ellas. Aun así, Aoede no planea rendirse en su misión para conocer a Lightning: decide que es el momento de regresar al comienzo y preguntar por la última pieza de la historia al hombre que acompañó a Lightning en los trece días antes al fin del “otro mundo”.



Hope Estheim.


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